30 años de Danza en Peralada

Josep Aznar y el Festival Castell de Peralada, treinta años poniendo en movimiento la diversidad coreográfica del siglo XX.

Entre Josep Aznar y el Festival Castell de Peralada, hay afinidades electivas que van más allá de la colaboración profesional. A lo largo de treinta años, fotógrafo y festival han coincidido en mostrarnos la diversidad de la danza del siglo XX en algunas de sus figuras más representativas, conciben la calidad mucho más ligada al sentido y a la belleza del conjunto que a cualquier tipo de exhibicionismo individual gratuito, y en general disfrutan del movimiento en una gran diversidad de registros organizados en favor de la plástica y de los resortes emocionales.

Solo hace falta echar un vistazo a las fotos. Aznar captura la danza del escenario como un fotógrafo de naturaleza salvaje. Testigo mudo, organiza en un marco armónico y apolíneo, el maravilloso estallido de formas que el festival nos ha regalado a lo largo de tres décadas.

He aquí la sencilla belleza de la perfección clásica de Nureyev, la calidez mediterránea del seductor Duato, el compromiso colectivo y la modernidad del folklore de Gades, la delicada y elegante elevación de punta de Tamara Rojo, la fuerza coral y los tutús dibujando el nivel del agua en que nadan los cisnes del Ballet de Cuba, el dinamismo atlético lleno de texturas rocosas y espíritu clásico en los vanguardistas Ballets C de la B, los pliegues de la ropa tanto del vestido como del telón de fondo en las formas de Sara Baras, la flotabilidad aérea de Béjart con el Ballet de Lausana, la teatralidad apasionada de Ángel Corella o la claridad con que la vocación narrativa y las perfectas simetrías de Les Ballets de Monte-Carlo perfilan personajes. Solo son unos ejemplos.

Aquel joven ingeniero técnico que a los treinta y siete años empezaba a trazar los planos de la danza hasta conseguir el importante fondo documental que hoy atesora, de la mano de Peralada ha capturado la escena también en el oasis de cada verano de festival. Movimiento y sensaciones son captados en el instante de floración. No en vano estas fotos tienen también un deje de jardín en un día de viento. Las temporadas del festival y la mirada con que Josep Aznar ha dejado memoria son una buena síntesis de cordura y de ventosos salpicos de locura. La danza que los mueve es la danza que nos conmueve.

Joaquim Noguero
Crític de dansa de La Vanguardia